martes, 9 de septiembre de 2014

Educar para la Paz.

Quiero compartir este escrito de Marcela Angarita. Una mamá con la que tuve el placer de compartir dos Master Minds. Esta chica promete.

El mundo urge de una revolución pacífica, y desde mi sentir, la más clara y efectiva se empieza desde la maternidad. Podemos comenzar por cuestionar nuestras propias infancias (cómo nos trataron nuestras mamás y papas), no para juzgarles, sino para empezar a sentir y revolucionarnos desde ahí, para luego comenzar a trabajarnos nuestras historias/sombras, producto de infancias rotas y desdichadas, de malos tratos y abusos que después vamos traspasando a nuestros hijos sin más....
Todo ese basto bagaje de violencia emocional que comenzamos a perpetuar al no conocer las necesidades más básicas del bebe/niño, del ser humano, y no sólo las físicas, sino las más importantes, las emocionales, para poder ofrecer modelos sanos, es indispensable; para entregar adultos plenos y equilibrados, por eso ojalá los futuros padres se informaran más, para conocerlas y evitar así tanto maltrato, al descargar en ellos toda su frustración y confusión emocional. Para eso es necesario conocer los beneficios de la leche materna, el colecho, la ternura, el respeto, entender el llanto como algo terapéutico, y acompañado, respetar sus ritmos y sus procesos, escucharles, jugar con ellos, seguir sus intereses y ayudarles a desarrollar sus talentos... en resumen dejarles SER. 
Conocer esas necesidades básicas nos pueden ayudar a dar el amor incondicional tan necesario para nuestros bebés, para el ser humano. 
Y eso sólo puede empezar en el seno maternal, por eso la importancia de priorizar y recuperar el valor de la maternidad. 
En un mundo tan falto de amor....,.de amor maternal incondicional.

Las madres somos las primeras en ejercer esa violencia, por ignorantes, al desconocer por completo sus propias necesidades y las de nuestros bebés; ya desde el vientre, desde la más tierna infancia, comienzan los malos tratos, por estar tan ocupadas en dar más importancia al mundo material que al emocional (cunas, coches, chupetes, caminadores, etc,etc, etc... pensando que es eso lo que necesitan nuestros bebes humanos!!!; así es que empieza los maltratos y la violencia hacia sus propios hijos, por mantener la popular creencia de quererles controlar con la muy común excusa: que hay que hacerlo por su propio "bien" (Alice Miller).
Todo, todo esto deja huella, ya que esas son las primeras semillas de la violencia, por muy sutil que puedan ser: las amenazas, los gritos, los castigos, los chantajes, las quejas... son algunos ejemplos claros de maltratos y de violencia, que comienza con la crianza y luego con la educación y la pedagogía negra. Así la vamos perpetuando por años, sin siquiera cuestionarnos.
Por eso es tan importante empezar a cuestionar las propias infancias, y buscar las herramientas adecuadas para que las madres podamos conectar primero con nuestras necesidades de nuestro mundo emocional y así poder ser las madres que nuestros hijos necesitan que seamos. Por eso la importancia de conocer las necesidades básicas y propias para lanzarnos a ser madres. Es vital para esta sociedad tan enferma. Sí, urge un cambio, un cambio de creencias, para así poder evitar esos malos tratos y poder cambiar la manera en la que acompañamos la infancia. Sólo con el respeto y el enseñar desde el ejemplo, la coherencia, es como podemos lograr esta revolución pacífica que tanto necesitamos.
Una crisis de valores, una revolución del sentir.......
La revolución de la ternura, desde ahí siento que debe ser; ¡al menos para mi! 


Marcela Angarita. 
Instructora en maternidad consiente y
Formadora oficial de la Pedagogía blanca.

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